Hoy os quiero hablar de este extraordinario libro:

«LA CIENCIA DE HACERSE RICO»

Una de mis pasiones es leer, adoro los libros, siempre que escucho esa típica pregunta de: ¿Si tuvieras que irte a una isla desierta y pudieras elegir una sola cosa que llevarte, que elegirías? Siempre respondo lo mismo: Mis Libros, Mi Tesoro.

Cada uno de ellos enriquece un poco más mi vida, y este, concretamente me ha impactado por muchas razones, os nombro dos:

1-Porque se escribió 100 años atrás

2-Porque la Magia de esta maravillosa obra está en su simplicidad.

Uno piensa en el título y el sólo hecho de hablar de ciencia puede parecer que esté lleno de conceptos difíciles de entender y aplicar, nada más lejos de la realidad, como dice el autor:

“ Este libro es pragmático, no filosófico; es un manual práctico, no un tratado teórico. Está pensado para ayudar a los hombres y mujeres cuya necesidad más apremiante es el dinero y para quienes desean enriquecerse primero, y filosofar después”

Nada más y nada menos!, por cierto este libro nos fue recomendado por el equipo al que pertenezco los Lazy Millonaires League en el anterior evento fantástico que tuvimos en noviembre, muchísimas gracias Equipo, es una guía que voy a llevar siempre conmigo.

Así que os lo recomiendo encarecidamente, aquí os dejo unos tips del libro para que vayáis abriendo boca.

Un saludo

 

«Hay una Materia Pensante de la cual están hechas todas las cosas y que, en su estado original, impregna, penetra, y llena los interespacios del universo.

Un pensamiento, en esta Sustancia, produce la cosa que es imaginada por el pensamiento.

El ser humano puede formar cosas en su pensamiento y, al imprimir su pensamiento sobre la Sustancia sin Forma, puede causar que la cosa que él piensa pueda ser creada.

Para hacer esto, el hombre debe pasar de la mente competitiva a la mente creativa; debe formarse una clara imagen mental de las cosas que quiere, y hacer con fe y propósito todo lo que pueda hacer cada día, haciendo cada cosa separada en forma eficiente.»

 

«Haga todo lo que usted pueda hacer de una manera perfecta cada día, pero hágalo sin prisa, sin preocupación, sin temor. Vaya tan rápido como pueda, pero nunca se apresure.

Recuerde que en el momento en que comience a apresurarse deja de ser un creador para transformarse en un competidor; usted cae de nuevo al viejo nivel.

Siempre que usted se descubra apresurándose, haga un alto; fije su atención en la imagen mental de la cosa que quiere, y comience a dar las gracias porque lo está consiguiendo. El ejercicio de la gratitud nunca fallará para reforzar su fe y renovar su propósito.»