Hace unos días un periódico nacional publicaba esta noticia con este impactante titular
“La muerte del ‘curriculum vitae”, lo ubicaba en la sección de psicología, para mi, por la importancia de su contenido debería ser noticia de portada.
Vivimos un tiempo en el que las reglas del juego han cambiado, las empresas archivan cientos de curriculums y derivan a los candidatos a ETTs para que hagan el frio proceso de selección en base a criterios cada vez más alarmantes: pedir como “requisito imprescindible”, bachillerato para trabajar en una cadena de producción de una fábrica…
Las reglas del juego laboral se han modificado y hay que cambiar de mentalidad Ahora la seguridad laboral reside en nuestra habilidad para aportar valor de forma constante.
Os resumo los puntos más importantes del artículo.
1- Tomar las riendas de nuestra vida profesional. La crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de transformación del modelo productivo que rige nuestro sistema económico. Nos ha tocado vivir el fin de la era industrial y el inicio de la era del conocimiento. Las instituciones establecidas ya no tienen la capacidad de procurar seguridad económica para los ciudadanos. Ha llegado la hora de hacerse cargo de uno mismo laboralmente. Y de realizar una función profesional útil, creativa y con sentido.
2- Cultivar nuestra inteligencia emocional. Para poder iniciar un proceso de cambio es importante no dejarnos llevar por la queja, el victimismo o la culpa, pues con ello tan solo conseguimos consumir la energía vital que necesitamos para buscar nuevas soluciones y alternativas. Es fundamental cultivar la confianza en nosotros mismos. En la medida en que desarrollamos nuestras fortalezas internas, verificamos que nuestro grado de satisfacción no tiene tanto que ver con nuestras circunstancias, sino con la actitud que tomamos frente a ellas.
3- Entrenar la inteligencia financiera. En general, las creencias sobre el dinero se pasan de generación en generación por inercia, sin darnos cuenta. Nuestra visión laboral y financiera del mundo ha sido prefabricada; viene de serie. No nos han enseñado a resolver por nosotros mismos nuestros propios problemas económicos.
4- Descubrir el propósito profesional. Es hora de encontrar nuestro verdadero propósito. Y para lograrlo es esencial que escojamos un camino laboral que tenga sentido para nosotros. Para ello, hemos de redefinir nuestro concepto de éxito, así como los valores que queremos que guíen nuestras decisiones y acciones. ¿Qué haríamos profesionalmente si no tuviéramos que ganar dinero? ¿A qué nos dedicaríamos si supiéramos que todo va a salir bien? ¿Qué haríamos si no tuviéramos miedo? Saber la respuesta de estas preguntas no tiene precio.
5- Decidir el rol laboral. El 85% de los españoles trabajan como “empleados”, vendiendo su tiempo a cambio de un salario a final de cada mes, formando parte de un sistema productivo que enriquece a otras personas. Pero más allá de este rol profesional existe el de “emprendedor”. Es decir, aquel que trabaja para sí mismo. Cada uno cuenta con una serie de ventajas y desventajas, requiere de un tipo de mentalidad específico y va acompañado de un determinado estilo de vida. De ahí que pasar de empleado a emprendedor implique un profundo cambio en la manera de relacionarse con el mercado de trabajo. Y dado que la seguridad laboral está en entredicho, es cuestión de elegir entre la incertidumbre del empleado y la del emprendedor.
6- Hacer algo que nos apasione y que potencie nuestro talento. A pesar de haber recibido la consigna de que “no podemos ganarnos el pan haciendo lo que nos gusta”, a la hora de reinventarse es fundamental dedicarnos a una profesión que nos motive e interese de verdad. Todos albergamos algún tipo de talento por descubrir y desarrollar. En esencia, el talento es la forma con la que expresamos nuestro valor. Cuanto más nos conocemos, más nos valoramos por ser quienes somos. Y cuanto más nos valoramos, más sabemos para qué servimos y cómo podemos ser útiles para la sociedad.
7- Encontrar un problema social que nos motive resolver. Las personas están dispuestas a pagar por productos y servicios que cubran sus necesidades y satisfagan sus aspiraciones. El reto consiste en saber qué problemas podemos resolver haciendo eso que nos gusta a través de nuestros talentos. Es importante diseñar propuestas de valor que mejoren la calidad de vida de otras personas. Es fundamental conocer las últimas aplicaciones y herramientas digitales que podemos emplear a través de Internet, concibiendo así nuevas formas de aportar valor al mercado laboral.
8- Invertir en formaciones específicas. Es decisivo invertir para que expertos nos enseñen a “saber cómo” y a “tener con qué” expresar nuestro talento. La nueva formación va a estar cada vez más centrada en ofrecer cursos prácticos que nos enseñen a desarrollar habilidades que nos permitan resolver problemas concretos. La inversión más importante debe ser en nosotros mismos.
9- Desarrollar la marca personal. El marketing está democratizándose y personalizándose. Y cada vez va a estar más protagonizado por la “marca personal”. Una vez tenemos claro qué ofrecemos, el reto es descubrir cómo lo ofrecemos. Es decir, la manera en la que nos comunicamos y conectamos con las personas a las que pueden servir nuestros servicios. Es primordial tener presencia en internet explicando los beneficios y soluciones que aportamos, utilizando las redes sociales para darnos a conocer a nuestros potenciales clientes. Por medio de nuestra marca personal conseguimos que nuestra profesión sea un reflejo de la persona que somos, aprendiendo a ganar dinero como resultado de crear riqueza para la sociedad.
Esta es la realidad de este momento que vivimos, que por otra parte para mi que me encantan los retos y los cambios es fantástica.
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Un saludo
Lola Plaza
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