No he podido resistir el compartiros este artículo que habla de una educación alternativa, de la Libertad de educar a nuestros hijos, fuera del sistema educativo obligatorio que los adoctrina para que sean esclavos de una sociedad obsoleta y caduca. 

 

“El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira.”

William Arthur Ward

(escritor norteamericano 1921-1994)

 

         En un momento en el que todos los cimientos de muestra sociedad parecen convulsionarse, se hace imprescindible abordar la libertad de educación, como una de las preocupaciones más importantes por constituir el fundamento de la sociedad futura.

        Una libertad de educación de la que uno de sus  instrumentos más importantes, pero no el único ni tampoco está demostrado por nadie que sea el mejor, es la escuela y la escolarización obligatoria, aunque haya también otras opciones diferentes entre las que destaca la llamada “escuela en casa” o “movimiento por la libre educación”. La escolarización obligatoria esconde, como grandes objetivos ocultos, por un lado, separar a los niños de sus progenitores lo antes posible, privándoles así de la calidez y el amor imprescindibles para su desarrollo natural fuera de su entorno más íntimo, al ponerlos en manos de terceros extraños llamados maestros o profesores , funcionarios que, muchas veces inconscientemente y, siempre presumiendo en todos ellos la mejor voluntad, adoctrinan a los pequeños, a cambio de un salario, con ideas, religiosas o laicas, obligatoriamente impuestas por los burócratas de la enseñanza y sus gurús, los pedagogos, todo ello como consecuencia directa de la  dejación de las responsabilidades naturales que aquellos deberían tener para con sus pequeños, dejación muchas veces propiciada por el esclavista  trabajo asalariado.Mientras que la otra gran finalidad oculta de la escolarización obligatoria es ahogar el desarrollo de las capacidades naturales e innatas de los niños individualmente consideradas, diluyéndolas en un programa común que trata, obligatoriamente por igual lo que es, por naturaleza, desigual, insertando en la mente de los pequeños, desde su más tierna infancia, el deber de obedecer como autómatas a extraños a los que ni siquiera conocen, fundamento de los principios de jerarquía y autoridad de la sociedad organizada en forma de Estado de la que serán preparados para ser meros engranajes.         Esto explica, más allá de románticas ingenuidades, el por qué todos los gobiernos de todas las épocas, se han preocupado tanto y mostrado tanto interés por controlar, como máxima prioridad, lo que se enseña y a  quiénes enseñan, ya que lo que está en juego, son el desarrollo integral del ser humano y las libertades libertad ideológica y de pensamiento, enemigos naturales del Estado para el que la Libertad es el principal enemigo a combatir cuando no a suprimir. Sin embargo, frente a la imposición institucional de cómo deben ser educados nuestros hijos, sobre qué materias (por inútiles que puedan ser) y la manera de atender sus potenciales individualidades, existen otras opciones, que no alternativas, a la hora de decidir educarlos libremente, destacando la llamada “escuela en casa”, opción reconocida y regulada en numerosos países (aunque no exenta de dificultades), especialmente los anglosajones, y que en el territorio peninsular ha sido ya reconocida en Cataluña por el Parlamento catalán (julio de 2009) aunque aún no esté regulada.

 

Me estoy refiriendo a la libertad de elegir enseñar a nuestros hijos a ser libres y a pensar por sí mismos sin necesidad de que nadie nos imponga cómo hacerlo, a enseñarles a escuchar sus intuiciones y  a desarrollarse conforme a sus capacidades innatas e inclinaciones naturales, más allá, de los intereses de los gobernantes de turno cuyo objetivo esencial es impedir que el niño pueda crecer libre, aprendiendo a ser y a vivir libre, más allá de convencionalismos sociales.

Pese a las muchas mentiras que se han vertido contra esta forma de educación en libertad, tanto desde los poderes públicos como privados, estudios sociológicos demuestran que los niños así educados no tienen problemas de socialización, presentan elevadas cotas de crecimiento personal, tienen más posibilidades de elegir lo que quieren hacer y superan con facilidad las pruebas a las que, necesariamente todavía hoy, tendrán que someterse una vez alcanzados los 18 años, para obtener la correspondiente acreditación con la que desenvolverse en el sistema social en el que nos movemos.

Es muy importante que sepas que, en el territorio español a día de hoy, aunque digan a bombo y platillo que la escolarización básica es obligatoria, lo cierto es que, si los padres, son capaces de demostrar que están ocupándose de la educación de sus hijos, la Administración no podrá alegar absentismo, sin que tenga respuesta para estos casos y, en consecuencia, tampoco poder coercitivo para obligar a escolarizar a los pequeños.

¡Te has preguntado alguna vez si la fobia que tantos niños tienen hacia la escuela tradicional es “una enfermedad” u obedece a un miedo real?¿existe alguna clase de relación proporcional entre las enseñanzas impartidas obligatoriamente desde la más tierna infancia con la gran cantidad de ciudadanos resentidos que hay en la sociedad?¿por qué si somos tan permisivos con todo y con todos, somos, por el contrario, tan drásticos y exigentes con los más pequeños?¿por qué si no se pide certificado para ser papás, sí se exige, sin embargo, para ser educadores de sus propios hijos?

        Por todas estas razones, abogo por la drización, entendiendo por tal, no el que a los niños se les prive de la educación que necesitan, sino de que nadie ajeno a su círculo de confianza más íntimo, por muchos errores que pudieran cometer, pueda imponerles sus contenidos y modalidades, ya que tampoco nadie podrá conocerlos mejor ni cuidarles con mayor esmero, potenciando el respeto a su individualidad.

                                       Fuente: http://educacionenfamilia.blogspot.com.es/