Interesante entrevista de hoy en La Vanguardia, os la comparto, en los tiempos que vivimos debemos recordar estas propuestas una y otra vez, para poder cambiar primero hay que aceptar la forma en que elejimos vivir, y recordar que solo nosotros tenemos el poder de cambiar eso, si no nos gusta!                                                                                               

                                                                                               

Mikah de Waart, El coach holandés cree que los españoles trabajan más horas pero que viven instalados en la queja  Asegura que muchas veces utilizan la crisis para seguir en un puesto de trabajo que odian.

Apasionado, extrovertido, relajado, afable, sensible, sincero y con sentido del humor. Así se define él mismo en su biografía. Es Mikah de Waart, un ‘coach’ personal que dejó de trabajar para otros como directivo para dedicarse a uno de los mantras más antiguos que se conocen: la ley de la atracción. Lo aplica en el ámbito laboral y se ha convertido en un reconocido experto. Además, asegura que no sufre estrés alguno. Algo debe tener para haber formado a más de 10.000 personas de múltiples países, desde España a México. Comprobémoslo.

Estoy poco motivada laboralmente, ¿qué me pasa doctor?
Dímelo tú. Cuéntamelo tú, seguro que lo sabrás.

Es decir, que la motivación laboral… ¿empieza por uno mismo?

Claro, tú sabes lo que te gusta y lo que no, y lo que te está molestando.

 

Así que si estamos poco motivados, ¿es culpa nuestra? ¿O le podemos echar la culpa al entorno?
Es preferible echar la culpa a los demás, pero es poco probable que los demás te lo vayan a solucionar.

 

¿Usamos demasiado la palabra miedo?
En realidad la usamos muy poco. Para la mayoría de nosotros es preferible echar la culpa a los demás: me siento mal por mi pareja, por mi jefe, por mis padres, por la presión… En lugar de decir “tengo miedo de asumir la responsabilidad y hacer algún cambio”. Preferimos mentir y echar la culpa a los demás en vez de mirar hacia adentro y decir porqué no me atrevo a hacer ningún cambio. He tenido personas que llevan 30 años en un trabajo y durante 25 lo odian. Y siguen echando la culpa a su jefe, pero nunca han dado un paso para salir o buscar otra cosa.

 

Esto pasa porque… ¿somos demasiado cobardes o porque tenemos miedo a fracasar?
Pasa porque nos acostumbramos. Nuestra energía, pasión y luz bajan, y pensamos “esto es lo que hay”. Entramos en una rutina que come energía e influye en todo. En cómo llegas a casa o cómo estás rindiendo en el trabajo. Es un proceso paulatino.

 

¿Por qué cuando pensamos en el éxito laboral lo primero que nos viene a la cabeza es una cuenta corriente con muchos ceros?
Hombre, esto está bien, ¿no? Pero es más bien un resultado, si las cosas van bien, si te sientes bien con lo que estás haciendo. Para mí no es lo más importante, aunque éxito sin ganar dinero, a nivel empresarial, no es éxito. Todos trabajamos para ganar dinero, pero la única forma de hacerlo de forma razonable es que también te sientas bien. He tenido demasiada gente en consultas que gana mucho dinero pero por dentro está completamente amargada. Odian lo que están haciendo, odian su trabajo, odian a su jefe, pero siguen ahí porque ganan un pastón. Cuando se sinceran y ves sus vidas de verdad, no es nada atractivo.

 

¿Nos felicitamos poco unos a otros?
Sí, demasiado poco. Lo que la mayoría de la gente responde cuando les pregunto qué es lo que les desmotiva, dicen la falta de recompensa, y no están hablando de dinero. Están echando horas y dedicando mucha energía y esfuerzo y nadie les dice nada, pero cuando hay un pequeño marrón, el jefe sí sabe encontrarles. Lo hacemos poco, en el trabajo y también en la vida.

 

Pero es que hacer la pelota está mal visto…
Una cosa es hacer la pelota, y otra es ser sincero y decir lo que te gusta y lo que no.

 

¿Y cómo sabemos la diferencia?
Si eres sincero, lo sabes. Todo el mundo es más políticamente correcto cuando habla con su superior. Tú sabes cuando por fuera dices “que sí, que sí, que sí”, pero por dentro piensas “que no, que no, que no”. Lo que sientes es lo que transmites, por eso es fácil detectar quién está haciendo la pelota y quién está siendo sincero.

 

Uno de los deportes nacionales en España es la crítica, ¿somos la sociedad de la queja?
Es fácil echar la culpa a los demás, yo también lo hago a veces…

 

Ah, ¿usted critica?
Sí, pero sé que no estoy solucionando nada. Hay un dicho que dice que si apunto a otra persona porque la estoy criticando, un dedo va hacia la otra persona, pero tres dedos más me están apuntando a mí. Cómo me siento, si estoy motivado o no, es responsabilidad mía. Si lo pongo en tus manos, o en manos del jefe, él tiene que cambiar para que yo me sienta bien. Esto no funciona. En lugar de darme cuenta de esto prefiero manipular a la otra persona o a mi equipo.

 

A veces tu creatividad encuentra trabas en el trabajo, no te dejan hacer cosas nuevas…
Si las ideas son buenas y aumentas tu responsabilidad para mejorar la empresa, tarde o temprano te van a escuchar. Pero si aplicas la ley del mínimo esfuerzo, cuando lleguen los problemas, vas a estar fuera.

 

Los empresarios y políticos se llenan la boca con la palabra productividad. ¿Qué es hoy en día?
En el caso empresarial es tener los objetivos claros de hacia donde va la empresa y conseguirlos. Y si no es realista a la situación económica, adaptarlos e ir a por ello. Productividad es hacer las actividades necesarias para conseguir este resultado.

 

O sea, y con perdón… ¿no es estar a las 8 con el culo pegado a la silla?
No, a veces estoy con empresas donde la gente se está comiendo el mundo. Y otras en que veo cómo la gente se levanta de la silla, y ya me entra cansancio. Los conoces, no hace falta más que mirar por la mañana las caras en el metro.

 

…¿la gente va amargada a trabajar?
No voy a decir que todo el mundo, pero hay poca gente que disfruta con lo que hace, y esto es una decisión personal. La inmensa mayoría hemos estudiado, empezamos en algún trabajo, y para pocos es el trabajo de tus sueños. Están hora y horas, años y años, y se dejan la ilusión. Si, además, el entorno es pesimista, es fácil entrar en la misma línea. Más allá de la productividad de la empresa, te impacta en tu salud. En mis cursos, he visto a mucha gente que con 40-50 años no tienen energía, están medio amargados y esto al final crea enfermedades. Si haces tantas horas algo que no te gusta, mi consejo es vete, haz otra cosa. La vida es demasiado corta para vivir algo por miedo al cambio.

 

En España, ¿se trabaja poco? ¿Usted cuando empezó a trabajar en nuestro país percibió esta circunstancia?
No, cuando vine hace 15 años pensaba que iba a entrar en el paraíso, tenía el concepto de que España es el país de “lo hacemos mañana”. ¡Y vaya paliza que recibí! Trabajáis muchas horas y hacéis mucho esfuerzo, más que en otros países. Pero sí veo que aquí hay mucho una cultura de echar la culpa, buscar al culpable cuando hay un marrón. También hay poca iniciativa, poca flexibilidad, no hay cultura de emprendedor, de arriesgar y de hacer las cosas de otra manera.

 

Qué provoca más estrés en un trabajador… ¿un sueldo bajo, un jefe que grita o un mal compañero?
Los últimos dos.

 

¿Más que cobrar poco?
Sí, porque tu sueldo es algo bastante estable. Si mañana ganas el doble, por mi experiencia, estarás igual de motivado que hoy. La felicidad existe por un 50% de genética, un 10% de circunstancias de suerte, y el 40% restante depende de tu actividad diaria. Si estás rodeado de gente que no te gusta y haces algo que no te gusta, tiene un impacto tremendo en tu felicidad. Hay gente que cada lunes por la mañana se pone enferma y sólo piensan que llegue el fin de semana.

 

Si odio a mi jefe o jefa, ¿qué hago?
Tú tomas la decisión de trabajar en un sitio, no estás atada en tu trabajo, nadie te fuerza en tu día a día. Si realmente el odio es tan grande, cambia, pero es probable que entres en otro trabajo y encuentres el mismo tipo de jefe. A la larga, la única persona que puede hacer algún cambio eres tú.

 

Y usted, ¿ha sido jefe?
Sí.

 

¿Y qué tal era como jefe… lo odiaban?
¡Creo que no! Pero he cometido todos los errores posibles.

 

¿Cuáles son?
Los tres más importantes son: no marcar objetivos y dejarlo en el aire para según cómo me siento digo que lo están haciendo mal; no ver cuando la gente está haciendo un esfuerzo; y no hacer nada para crear un buen clima. Bueno, y también… Si realmente quiero fracasar, busco el culpable de un marrón y lo critico; estoy ausente cuando hay un problema; e intento salvar mi puesto antes que nada.

 

¿Cómo hacer que te guste un trabajo que detestas?
La decisión de estar en un trabajo es tuya. No uses la crisis, tu malestar o tu inseguridad como razón de seguir en un puesto que odias. Haz algo para mejorar o, mientras estás ahí, piensa en montar tu propio negocio o dar el salto a otro trabajo. Quejarse es la receta para estar infeliz.

 

Y si tenía ilusión al principio y ya no la tengo, ¿cómo recuperarla?
Hay que ser sincero. Pregúntate: ¿vas al 100 por cien en tu trabajo? ¿Te gusta lo que haces? Si vas a medio gas en una relación, los dos estaréis medio infelices. Te pagan por lo que te esfuerzas. Aunque no es tu culpa lo que ganas, con reducirlo a la política de empresa o al “pobre de mí”, les das todo el poder a ellos.

 

Dígaselo a una persona que lleva en el paro tres años y no encuentra trabajo.
El mensaje es: yo puedo cambiar algo, aún tengo poder para hacer algo distinto. Mientras que si digo el Gobierno tiene que cambiar… estoy atrapado para siempre. Si tienes creatividad, siempre hay opciones.

 

¿Qué es la ley de la atracción, su maní particular? Este marketing lo vende muy bien…
No he inventado esta ley, se ha escrito mucho. La idea es muy sencillo: si me siento bien por dentro, voy atrayendo pequeñas casualidades que me ayudan a conseguir lo que quiero. Mientras que si estoy amargado, también recibo más de lo mismo.

 

Bueno… Ha inoculado usted en mi ánimo una motivación extra que no tenía cuando empezó la entrevista… ¿cuánto me durará?
Hay cosas que puedes hacer. A nivel personal, lo más importante es darte cuenta que cada día es un día más que estás por encima y no por debajo de la tierra, que estás con vida, es un regalo. Mejor intentar disfrutar. Piensa cada mañana qué puedo hacer para disfrutar del día de hoy. Cuando te despiertes, piensa cómo quieres sentirte, y proponte sentirte bien y en paz, aunque luego ocurran marrones… Puedes pensar, vaya lunes de mierda, pero me siento bien; mi jefe me está gritando, pero me siento bien; conviértelo en un reto personal.

 

                                                        Fuente: La Vanguardia